La hipertensión en el embarazo es una patología que puede tener graves consecuencias tanto para la madre como para el feto.
Siempre intentamos detectar la hipertensión en el embarazo y te tomamos la tensión con mucha frecuencia en las revisiones de la gestación.
¿Qué es la hipertensión arterial?
La presión arterial es el resultado de medir la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias al circular por su interior. Se mide en mm de presión.
Cuando la presión arterial es elevada, hablamos de hipertensión arterial.
Las consecuencias durante la gestación son variadas y algunas de ellas tan graves que pueden afectar al feto. En este artículo te voy a dar una visión global del problema.
Durante las visitas de control de tu embarazo, medimos la tensión y te la anotamos en la cartilla maternal. Hablamos de hipertensión en el embarazo cuando la tensión arterial es igual o mayor de 140/90.
En el embarazo nos fijamos, sobre todo, en el valor diastólico igual o mayor de 90mm Hg. A la máxima le denominamos tensión arterial sistólica y al valor mínimo, tensión diastólica. La tensión arterial, sobre todo el valor mínimo, se relaciona con la capacidad placentaria de alimentar a tu bebé.
¿Cuántos tipos de hipertensión en el embarazo existen?
Los ginecólogos tenemos múltiples clasificaciones, pero con un criterio práctico te las voy a explicar con estos tipos:
Hipertensión crónica o pregestacional
Es el caso de una mujer hipertensa crónica que se queda embarazada. La hipertensión no la produce el propio embarazo, pues la madre ya era hipertensa previamente.
Mi consejo es hacer una revisión preconcepcional si estás planeando quedar embarazada.
En estos casos, adaptamos tu medicación antihipertensiva en cuanto sabemos que estás embarazada.
Hipertensión inducida por el embarazo
Es un tipo de hipertensión que aparece en la segunda mitad de la gestación, después de las 20 semanas. En los embarazos gemelares puede aparecen un poco antes, sobre las 16 semanas.
Éste es un criterio muy importante, pues si tienes la tensión alta en el primer control de tu gestación, significa que ya eras hipertensa pregestacional.
La hipertensión del embarazo está producida por un problema en la placentación. El anclaje de la placenta al útero se termina hacia los cuatro meses.
Si este proceso no se realiza correctamente, es el embarazo (la placenta) el que provoca la subida de tensión. Comprenderás que, en estos casos, la solución es terminar la gestación en cuanto es posible si no se controla con medicación.
Este cuadro puede tener consecuencias graves, ya que a nivel renal se pierden proteínas por la orina. Clásicamente se hablaba de que la embarazada tenía «albúmina en el embarazo».
La albúmina es una de las principales proteínas que contiene la sangre. En la hipertensión inducida por el embarazo se pierde albúmina por la orina.
Perder proteinas provoca retención de líquidos y edemas importantes. Te hinchas de forma generalizada.
Éstos son los tres síntomas más importantes: Hipertensión, proteinuria (proteínas en orina) y edemas.
¿Cuáles son las principales complicaciones de la hipertensión en el embarazo?
Las complicaciones pueden ser múltiples, pero las principales son derivadas de que el feto no se alimenta correctamente. Recuerda que es un problema de la placenta.
Retraso de crecimiento intrauterino.
Si tienes la tensión alta, vigilamos cuidadosamente el crecimiento de tu bebe mediante ecografías seriadas. Por supuesto, si el bebé no crece, tendremos que inducir el parto y alimentarlo fuera del útero.
Partos prematuros
En algunas ocasiones no conseguimos controlar la tensión y debemos finalizar el embarazo, incluso en fetos prematuros y, por tanto, con bajo peso.
Desprendimiento de placenta.
La placenta de una madre hipertensa es anómala y tiene mayor riesgo de desprenderse durante la gestación. El problema es que no existe ningún método para saber en qué casos va a ocurrir.
Sufrimiento fetal
Antes del parto, e incluso durante el parto, las pacientes con hipertensión y «mala» placentación tienen mayor riesgo de sufrimiento fetal. Por esta razón, te ingresamos para control, medicación y finalizar la gestación en su caso. Durante el parto estás muy vigilada, pues no sabemos en qué momento te puede subir la tensión.
Alteraciones en la coagulación
En algunos casos, se asocian lesiones en otros órganos como el riñón (pierdes proteínas por la orina) o como el hígado. Puede aparecer el llamado Síndrome Hellp, en el que bajan las plaquetas, se afecta el hígado y se altera la coagulación.
¿Qué tratamiento tiene la hipertensión en el embarazo?
Veamos qué solemos hacer…
Los factores a tener en cuenta son tres:
- gravedad de la hipertensión
- semanas de gestación
- Respuesta al tratamiento
Cuando en un momento de la gestación, al tomarte la tensión, te medimos una tensión arterial diastólica igual o superior a 90 mm Hg, es el momento de hacer un estudio y poner tratamiento.
Te hacemos analítica completa (sangre y orina) y ecografías con dopler. Se trata de asegurarse de que, tanto tú como tu bebé, os encontráis bien y podéis continuar la gestación.
Incialmente y con tensiones límite (diastólicas de 90mm) puede ser suficiente con hacer reposo y un mayor control de tu gestación.
Si no es suficiente, pasamos a usar medicamentos antihipertensivos. Los fármacos que podemos usar son el labetalol, alfametildopa, hidralazina, etc.
Si, a pesar del reposo y los medicamentos, continúa subiendo y los edemas son importantes (tensión arterial diastólica de 100 mm Hg), recomendamos ingreso de la paciente.
Durante el ingreso te indicamos:
- Reposo.
- Registro cardiotocográfico
- Ecografías y dopler seriados
- Medicación antihipertensiva
- Controles analíticos: sangre y determinación de proteínas en orina de 24 horas.
El objetivo es conseguir que el embarazo llegue los más lejos posible. Pero si no es posible por agravamiento del problema o porque aparecen signos de compromiso fetal (no crecimiento), finalizamos la gestación.
Finalización por hipertensión en el embarazo
Si la medicación y el reposo no controlan el problema o aparecen signos de complicación de la propia hipertensión, bien en el feto o en la madre, indicamos terminar la gestación. Procuramos siempre hacerlo en gestaciones de más de 37 semanas, pero a veces tenemos que hacerlo en prematuros.
La forma de terminar es la inducción del parto en la mayoría de los casos y en todos los protocolos hospitalarios. Sólo en casos muy agudos y graves puede estar indicada la cesárea.
Un parto tiene menos complicaciones que una cesárea y siempre debe intentarse, salvo casos muy graves.
Dado que no estás cumplida aún, el cuello del útero suele estar muy cerrado, duro y formado, y lo indicado es usar previamente medicamentos para ablandarlo. Se denominan prostaglandinas (Propess) y provocan contracciones, ablandan el cuello y lo preparan para que la inducción del parto (con gotero de oxitocina) tenga éxito.
Con este protocolo, aceptado como el más correcto y usado en todos los hospitales, tenemos un parto vaginal en el 70 % de las inducciones. El 30% terminan finalmente en cesárea. Esta cifra sería aun mayor (>50%) si no usáramos las prostaglandinas en las 48 horas anteriores.
Desgraciadamente, no sabemos a priori qué mujeres van a dilatar y tener un parto vaginal, y cuáles no. Pero sí sabemos que los riesgos propios de una cesárea avalan esa conducta adoptada por todos los hospitales.
Si a pesar del tratamiento durante el parto el cuadro se agrava, aparecen signos de riesgo para el feto o finalmente no dilatas, te haremos una cesárea.
El postoperatorio inmediato se realiza, por protocolo médico, en una unidad de Cuidados Intensivos o Unidad de Reanimación (según los hospitales) en la mayoría de los casos. La prudencia obliga a tenerte vigilada de forma estrecha en las primeras 24-48 horas, pues en algunos casos la hipertensión se agrava e incluso puedes convulsionar.
Las convulsiones provocadas por la hipertensión (eclampsia) son graves y, por tanto, lo sensato es someterte a vigilancia estrecha.
Lo habitual es que todo quede en la preocupación, que la evolución sea favorable y pronto estéis en casa.
Es un tema muy complejo y amplio. En próximos artículos te iré aclarando más conceptos.
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[…] más del 2% de las embarazadas. Por ello, quiero hablarte hoy de su importancia y completar otro artículo anterior sobre este tema en el que te hablaba de su […]