Tras la salida del bebé, se produce el alumbramiento en el parto. ¿Existen varios tipos de alumbramiento?¿Qué complicaciones puede haber?
La placenta es un maravilloso y complicado órgano que acompaña al bebé durante toda la gestación. Actúa a modo de filtro entre tu sangre y la de tu bebé, permitiendo que puedas alimentarlo y darle oxígeno durante los nueve meses de su desarrollo.
Tras la salida del bebé, comienza el desprendimiento o alumbramiento de la placenta y su salida al exterior. Pero veamos este periodo del parto con más detalle.
Comprenderás que, aunque es la última fase, no por ello es menos importante. Por otro lado, pueden ocurrir graves complicaciones, como una hemorragia, a veces de graves consecuencias.
¿Qué es el alumbramiento en el parto?
Cuando se unen el óvulo y el espermatozoide durante la fecundación, se dividen y originan dos células. Una de ellas continuará su división y diferenciación, originando al feto. La otra se divide y diferencia, originando la placenta y las membranas amnióticas.
La placenta es la responsable y encargada de la nidación (enraizamiento) del feto al útero.
A través de este sistema de anclaje se van filtrando los nutrientes y el oxígeno, desde la madre al feto. Por otro lado, las sustancias tóxicas y el anhídrido carbónico fetales pasan hacia la madre y se eliminan.
La misión de la placenta es fundamental, pero termina tras el parto.
En el alumbramiento, la placenta rompe su anclaje al útero y se desprende. Finalmente sale al exterior minutos después de la salida de tu hijo.
En los casos en los que este despegamiento o desprendimiento se produce durante el embarazo, las consecuencias pueden ser muy graves.
¿Cómo se produce el alumbramiento en el parto?
El mecanismo principal es la descompresión que se produce al salir el bebé. El útero rápidamente disminuye su tamaño y su pared se «arruga», favoreciendo el despegamiento de la placenta, que en este momento ya no tiene la misión de alimentar al bebé. El cordón ya se ha ligado y cortado.
En este momento estás muy cansada y feliz, miras a tu hijo y comienzas a notar nuevas contracciones, esta vez de menor intensidad. Es normal sentir escalofríos, temblores y un gran cansancio, pues acabas de tener a tu hijo.
Aparece, de forma simultánea, un mayor sangrado. Indica que la placenta se está desprendiendo y sale al exterior sangre materna mezclada con sangre de la placenta.
Estos acontecimientos se producen a los pocos minutos de salir el bebé, generalmente antes de los 30 minutos.
¿Cómo podemos favorecer el alumbramiento en el parto?
La principal y más temida complicación del parto es la hemorragia postparto. Las posibilidades de que ocurra aumentan de forma proporcional al tiempo que transcurre entre la salida del feto y la de la placenta.
En cuanto el útero expulsa a la placenta, se contrae fuertemente, cerrando y minimizando lo que llamamos el lecho placentario, es decir, el lugar de la pared uterina en donde ha estado anclada la placenta.
El lecho placentario sangra abundantemente hasta que, al contraerse el útero, se tranforma en una superficie de escasos centímetros, y se cierran todos los vasos sanguíneos que lo alimentaban. Cuanto mayores son los entuertos, menor es el sangrado.
Si la placenta queda parcialmente retenida y anclada, no permite la contracción intensa del útero y puedes tener una hemorragia postparto.
Existen tres maniobras para favorecer el alumbramiento, la contracción del útero y evitar el sangrado:
- Tracción cuidadosa del cordón: Si a los pocos minutos del expulsivo del feto la placenta no se ha desprendido, el ginecólogo o la matrona que asisten el parto traccionan del cordón suavemente. Esta maniobra se realiza simultáneamente a tus pujos. No debe ser realizada por personal no experto.
- Masaje y presión en el fondo del útero: Al mismo tiempo que la tracción del cordón, se puede ejercer una presión y masaje suaves sobre el fondo del útero (en estos momentos situado ya tras la vejiga), en el bajo vientre (maniobra de Credé).
- Alumbramiento «dirigido»: consiste en administrar algún medicamento. El más empleado es la oxitocina. Es el fármaco que empleamos para provocar contracciones del útero. La oxitocina es la hormona natural que segrega tu cerebro durante el parto para que el útero se contraiga rítmicamente.
Estas tres actuaciones pueden hacerse de forma aislada, o como hacemos habitualmente, de forma simultánea. En algunas ocasiones, en las que el parto es de bajo riesgo a priori, hacemos sólo las dos primeras sin fármacos, para que tengas un alumbramiento «espontáneo». El profesional que atiende tu parto es el que decide, según tu caso concreto.
¿Complicaciones del alumbramiento en el parto?
Las principales complicaciones son:
Retención de placenta:
En este caso la placenta no sale de forma espontánea. Transcurridos unos 30-45 minutos, y por el riesgo de hemorragia, iniciamos las maniobras de extracción de la placenta, incluyendo la extracción manual de placenta. Esta maniobra se realiza bajo anestesia. Consiste en introducir la mano en el útero, a través de la vagina, y despegar la placenta y extraerla.
En estos casos es habitual hacer profilaxis con antibióticos.
En algunas ocasiones, se necesita también hacer un legrado del útero para completar la limpieza. Piensa que si el interior del útero no está totalmente vacío, no se contrae correctamente y puedes tener una hemorragia.
Hemorragia post parto:
Puede ser una complicación grave. Además de las maniobras anteriores, preparamos sangre por si fuese necesario hacer una transfusión. Revisa el artículo para conocer más detalles sobre sus causas y cómo se actúa.
Terminado el alumbramiento, y tras dos horas en el área de dilatación sometida a una vigilancia intensiva, pasarás con tu bebé a tu habitación.
¡Comienza una nueva etapa en tu vida, disfrútala!.