El 2% de las gestantes puede infectarse con el citomegalovirus en el embarazo y tener graves consecuencias para la audición y la visión del feto.
En general, la infección por citomegalovirus es banal, pero en el feto puede provocar graves secuelas. Es una de las infecciones fetales más importantes. Te lo comento con más detalle.
¿Qué es el citomegalovirus?
Aunque el citomegalovirus es poco conocido, pertenece a una familia de virus que te resultará familiar: es un tipo herpes virus.
Desde el nacimiento nos vamos contagiando del virus de forma progresiva, de hecho el 60% de las mujeres la ha pasado incluso antes de tener su primer hijo. El virus suele permanecer en nuestro organismo durante años (es típico de los virus de la familia del Herpes) pero las recidivas son muy raras.
La gravedad para el feto viene determinada al adquirir la infección por primera vez (primoinfección) durante la gestación. Es posible que una recidiva de la infección ocurra también durante la gestación e infecte al feto, pero en estos casos es excepcional que provoque secuelas (menos del 1%).
¿Cómo se transmite el citomegalovirus?
Las vías de contagio son diversas y siempre relacionadas con contacto con fluidos corporales:
- Orina
- Saliva
- Semen
- Sangre
- Mucosidades
En los primeros años de vida es muy frecuente el contagio. El 70% de los niños de guardería pasan la primoinfección. Posteriormente, hacia la adolescencia (con las primeras relaciones, caricias y besos) se produce un segundo pico de contagios en los casos no inmunizados hasta la fecha.
Es poco probable que el feto se infecte en los primeros días desde el nacimiento o durante la lactancia.
¿Qué sintomas clínicos produce en la madre?
Los síntomas de la enfermedad son poco específicos y simulan un cuadro gripal con:
- Fiebre
- Dolor de garganta
- Adenopatías o ganglios de cuello hinchados
- Malestar general y dolores articulares
- Astenia
Salvo que tu sistema inmunitario sea deficiente (como en el SIDA), el cuadro puede pasar incluso desapercibido en la mayoría de los casos.
¿Cuál es la importancia del citomegalovirus en el embarazo?
Las embarazadas que han pasado la enfermedad y ya presentan anticuerpos no suelen tener mayor problema, pues la recidiva es rara y la infección del feto en estos casos es leve o nula (menos del 1%).
El problema está en si no tienes anticuerpos (40% de las embarazadas) y pasas la infección durante la gestación (2% de las embarazadas).
Las formas de contagio durante la gestación más frecuentes son a través de la orina y secreciones de niños pequeños contagiados, sobre todo en las guarderías.
Estás especialmente predispuesta si tienes otros hijos en guardería, eres profesora (de niños pequeños) o personal sanitario.
Una embarazada afectada de citomegalovirus transmite la infección al feto en el 35% de los casos, a través de placenta.
La infección congénita es banal y sin secuelas para el 80% de los fetos. Pero un 20% tiene lesiones o las tendrá en los primero años de vida.
En España se calcula que un 0,5% de los recién nacidos tiene la infección neonatal por citomegalovirus.
Si pasas la infección al comienzo de la gestación, la posibilidad de infección fetal es menor, pero mayores las secuelas. Por el contrario, si pasas la primoinfección al final de la gestación, la infección del feto es muy probable, pero es excepcional que le deje secuelas.
¿Qué secuelas produce en el feto y recién nacido?
Los síntomas en el recién nacido se manifiestan en el 10 % de los fetos infectados durante la gestación. Algunas lesiones pueden manifestarse ya durante la vida intrauterina y detectarse en la ecografía obstétrica:
- Microcefalia (cabeza muy pequeña)
- Convulsiones
- Lesiones oculares y auditivas
- Retraso de crecimiento intrauterino
- Hepatoesplenomegalia (inflamación de hígado y bazo)
- Anemia, ictericia, disminución de plaquetas, etc.
- Muerte intrauterina o neonatal.
En otro 10% de los casos, el bebé nace aparentemente sano pero desarrolla lesiones oculares y auditivas y retraso mental en los primeros años de vida.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
Diagnóstico materno
El diagnóstico es difícil, pues no se realiza estudio a la madre de forma sistemática. Podríamos hacer una determinación serológica (como hacemos con la rubeola, hepatitis, SIDA y Lues) y ver si has pasado la enfermedad, y en caso contrario extremar las precauciones para evitar el contagio.
Esta determinación no es obligada en la mayoría de los protocolos de seguimiento del embarazo, pero sí muy aconsejable en caso de tener factores de riesgo:
- Personal sanitario
- Pacientes inmunodeprimidas (SIDA o similares)
- Profesoras embarazadas de guarderías.
- Madres embarazadas con hijos pequeños en guardería.
- Ante cualquier sospecha ecográfica de infección fetal durante la gestación.
El problema se complica, dado que el 70 % de los casos de infección materna no produce síntomas. En el 30% restante, los síntomas son inespecíficos parecidos a un cuadro gripal banal.
Diagnóstico fetal
Ante la sospecha clínica en la madre o signos ecográficos, podemos hacer un análisis en sangre fetal (cordocentesis) o en líquido amniótico (aminiocentesis), y hacer un cultivo con PCR (reacción en cadena de la polimerasa) o un estudio serológico.
¿Cómo se previene la infección de citomegalovirus en el embarazo?
Dado que no existe vacuna, la mejor forma de prevención es extremar las medidas higiénicas, en especial si eres una madre con los factores de riesgo anteriores.
- Lavado de manos frecuente, especialmente después de tener contacto con pañales, dar de comer a niños de corta edad, etc.
- Evitar el contacto con secreciones nasales o saliva, cepillos de dientes, comida, tenedores de niños, chupetes, etc.
- No compartir comida con los niños.
- Usar preservativo si tu pareja tiene una infección activa por citomegalovirus.
- Si has pasado una infección demostrada por citomegalovirus, te aconsejo esperar unos 6 meses o tres determinaciones del virus en sangre mensuales negativas, antes de ir a buscar un embarazo.
- Lavar frecuentemente los juguetes que los niños se llevan a la boca.
¿Tiene tratamiento?
Los tratamientos son poco eficaces:
En el embarazo, si el feto está infectado (PCR positiva para citomegalovirus) y con signos ecográficos de afectación fetal, se puede iniciar tratamiento con gamaglobulina anticitomegalovirus. Los resultados no son eficaces en muchos casos.
Los fármacos (derivados del aciclovir) como el ganciclovir o valaciclovir no deben usarse durante la gestación, sobre todo, en los primeros meses de la gestación. Por el contrario, son útiles en el recién nacido con pruebas o síntomas de padecer el citomegalovirus, disminuyendo las secuelas.
No existe vacuna.
Como conclusión quiero que te quedes con la idea de que la infección del 0,2-0,5 de los recién nacidos puede reducirse aún más si extremas las medidas de higiene comentadas.
Si deseas más información, consúltame.