Si estás embarazada, tu mayor preocupación es el crecimiento fetal y el bienestar de tu futuro hijo.
Actualmente usamos la ecografía para medir a tu hijo y comparándolo con tablas de medidas podemos determinar el normal crecimiento fetal.
¿Qué factores influyen en el menor crecimiento fetal?
Lo primero para comprender el crecimiento normal o el retraso en el crecimiento es que conozcas cómo se desarrolla un feto dentro del abdomen. El tipo de desarrollo depende del momento de la gestación:
- El principal periodo del embarazo, los primeros cuatro meses. En este periodo el bebé está desarrollando sus órganos y el crecimiento del feto se produce por multiplicación en el número de sus células. Es la etapa de desarrollo de todos los órganos y la más importante, pues cualquier alteración puede ocasionar malformaciones en tu hijo.
- El segundo periodo va desde el quinto al séptimo mes. Aquí el crecimiento es mixto, es decir, aumenta el número de células aunque en menor grado y, además, aumenta el tamaño de éstas. Los agentes externos dañinos rara vez producen malformaciones en el feto si actúan en este periodo.
- El tercer y último periodo son los meses octavo y noveno. El crecimiento fetal se produce por el desarrollo de las células (aumento en tamaño, pero no en número).
Por tanto, dependiendo del momento en el que actúen los agentes externos (una infección) o los problemas de la placenta (una hipertensión) ocasionarán un tipo u otro de retraso de crecimiento.
Te habrás dado cuenta que el crecimiento correcto del feto dependerá de la genética fetal, de las condiciones y enfermedades de la madre y de las condiciones de la placenta.
La alteración de cualquiera de los tres factores anteriores puede disminuir el crecimiento del feto, en mayor o menor grado, según en el momento en el cual actúen o se inicien los problemas:
1.- Origen genético:
Los fetos con alteraciones genéticas o cromosómicas se asocian a CIR (crecimiento intrauterino retardado), que es nombre técnico que usamos para denominar la alteración del crecimiento fetal.
Cuando un CIR es de origen genético, y dado que la alteración está ya presente en los cuatro primeros meses de embarazo, el retraso de crecimiento es grave y muy precoz.
En estos casos, podemos detectar que el feto no tiene un buen crecimiento desde las 24- 26 semanas.
¿Te preguntarás por qué el retraso en su detección? Es a partir del segundo trimestre cuando se va enlenteciendo el crecimiento y comparándolo con las curvas de crecimiento observamos que el tamaño del feto está por debajo del percentil que le corresponde.
2.- Origen materno:
Tan importante como la genética del feto es el «ambiente que lo rodea». Las enfermedades maternas afectan de forma clara al feto.
Las alteraciones maternas afectan al feto sobre todo en el crecimiento en el segundo trimestre. El potencial de tu bebé en el primer trimestre es normal, y como además necesita alimento en las primeras semanas, es durante el segundo trimestre cuando comienza a retrasar su crecimiento.
La ecografía detectará el retraso sobre las 26- 30 semanas (las semanas son variables).
Las causas pueden ser infecciones (toxoplasma, rubéola, citomegalovirus, listeria,etc ), alteraciones en coagulación sanguínea, hipertensión, bajo nivel económico o de nutrición, etc.
Los factores son múltiples y variados.
3.- Origen placentario:
La placenta es el principal órgano de tu hijo. Es a la vez «pulmón, riñón, hígado y glándulas hormonales, etc».
Te darás pronto cuenta de que cualquier proceso que afecte a la placenta hace resentirse el crecimiento fetal.
Si la placenta es insuficiente (insuficiencia placentaria), también lo será el desarrollo fetal.
La placentación, es decir, el proceso de anclaje a la pared del útero se inicia a los 5 días tras la fecundación, pero termina hacia las 16 semanas de gestación.
Las causas de estas alteraciones pueden ser la diabetes, hipertensión, enfermedades inmunitarias, infecciones, insoinmunización del grupo Rh, etc.
¿Cómo medimos el crecimiento fetal?
En cada visita que haces a tu ginecólogo se realiza una ecografía y se mide el feto. Bueno, se miden partes del feto pues, en realidad, en ningún momento de la gestación conseguimos medir el feto por entero. Está «plegado» dentro del útero.
En el primer trimestre le medimos la distancia entre la cabeza y el coxis. Es la medida denominada CRL (longitud craneo rabadilla).
En el segundo y tercer trimestre, se miden las distintas partes por separado. La cabeza por un lado y las extremidades por el otro.
Las medidas obtenidas se comparan con tablas de percentiles, expresadas por semanas de gestación.
Consideramos que una medida es normal cuando su valor es mayor del percentil 10 y menor del percentil 90.
Un P10 significa que el 10 % de la población normal tiene valores de medidas por debajo.
Tener una medida por debajo del P10 no significa que el bebé sea anormal, pero sí que es lo suficientemente infrecuente (lo tienen menos del 10 % de la población) como para vigilar a tu hijo.
Existen multitud de tablas en internet. Pero no tienes que estar buscando las medidas para ver si el bebé tiene un percentil 30 o 70. Piensa que en ambos casos es normal. Además, una medida de la cabeza puede estar en el percentil 48 y el fémur en el percentil 70, por ejemplo, y todo es normal.
Por tanto, mi consejo es tomar estos datos como lo que son, solo datos aproximados que hay que valorar en conjunto. Tu ginecólogo te dará la valoración global sobre el crecimiento de tu bebé.
No todos somos iguales en el crecimiento.
¡No olvides disfrutar tu embarazo!