Es relativamente frecuente observar quistes de plexos coroideos en la revisión ecográfica de las 20 semanas. No te alarmes, en la mayoría de los casos desaparecen espontáneamente.
Es muy frecuente, en el 1-2% de los embarazos, que al hacer la ecografía de las 20 semanas y buscar posibles malformaciones en tu bebe, observemos uno o varios quistes en el cerebro de tu hijo.
Tu ginecólogo te tranquilizará rápidamente, pero veámoslo detenidamente…
¿Qué son los quistes de plexo coroideos?
Los plexos coroideos son una estructura vascular que actúa a modo «glándulas» situadas dentro del cerebro. Su misión en la producir el líquido cefalorraquídeo que baña la médula espinal y los órganos intracraneales.
Su situación dentro del cerebro convierten cualquier alteración en su desarrollo en un gran motivo de preocupación para los futuros padres.
Se diagnóstican en el 1-2% de los embarazos y de ahí que hoy te hable de ellos.
¿Cómo se diagnostican los quistes de plexos coroideos?
Si estás o has estado en embarazada, sabrás que las principales ecografías que realizamos en la gestación son:
Cada ecografía tiene unas indicaciones y unas expectativas. En la ecografía de las 20 semanas hacemos un repaso completo a toda la anatomía fetal, intentando buscar o descartar posibles malformaciones en tu futuro hijo.
En ocasiones acudes a ella y observamos uno o varios quistes de plexos coroideos. Aunque no siempre nos es fácil intentamos tranquilizarte. La gran mayoría, más del 95% desaparecen solos, es decir, es algo fisiológico.
Sobre las 18 a 26 semanas la producción de líquido amniótico aumenta enormemente, al unísono con el desarrollo fetal. En la mayoría de los casos, tras las 26 semanas, han desaparecido.
Su tamaño es muy pequeño, unos pocos milímetros, y pueden aparecen en uno o en los dos plexos coroideos de los ventrículos cerebrales.
¿Qué pronóstico tienen los quistes de plexos coroideos?
Realmente ésta es la pregunta principal. En la gran mayoría de los casos aparecen y desaparecen en pocas semanas sin mayor repercusión para tu bebé.
Pero, ¿qué ocurre en el resto de los casos?. Lo primero es hacer un estudio completo y exhaustivo del feto. Sabemos que puede asociarse a algunas cromosomopatías como la trisomía 18 o la 21 (síndrome de Down).
Por tanto, lo primero es buscar alteraciones, malformaciones o marcadores ecográficos secundarios a estas dos cromosomopatías.
Si no encontramos otras alteraciones puedes tranquilizarte.
Si se dan las dos circunstancias, desaparición a las 26 semanas y ausencia de otras malformaciones, el bebé se desarrollará normal y no tendrá ninguna repercusión en el futuro.
¿Cómo se ha de controlar el resto de la gestación?
El control posterior del embarazo y del parto es el habitual. No requiere hacer más controles, ni pruebas invasivas (tipo amniocentesis o biopsia corial), resonancias, etc. Si no coexisten malformaciones o marcadores de cromosomopatías, el riesgo es muy bajo y no se justifican las pruebas anteriores.
Simplemente, hacer una nueva ecografía a las 26 semanas para comprobar la desaparición de los quistes y darte la mayor tranquilidad.
El parto no requiere cuidados más especiales.
¿Puede volver a aparecer en los próximos embarazos?
En la gran mayoría de los casos no tiene que volver a repetirse.
Una situación aparte es si se asocia a alteraciones cromosómicas, en cuyo caso sí puede volver en otros embarazos. Con una tasa de recurrencia del 1%.
Cómo conclusión, la aparición de quiste en los plexos coroideos es frecuente (2%), transitorio e inofensivo para el bebé en la gran mayoría de los casos (>95%).
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