La aparición de fiebre intraparto puede complicar hasta el 1o % de los partos por motivos infecciosos y simplemente por la anestesia epidural.
La presencia de fiebre puede complicar uno de los momentos más maravillosos de tu vida. Hoy día su presencia es cada vez más frecuente por dos motivos: la mayor tasa de partos con anestesia epidural o con prematuridad.
¿Qué es la fiebre intraparto?
Lo primero que debo hacer es mostrarte qué entendemos por fiebre intraparto: cuando la temperatura corporal pasa de los 38º C y persiste más de cuatro horas a pesar de haber tomado algún medicamento analgésico durante el parto. Las condiciones son varias:
- Más de 38ºC.
- Que reaparezca o persiste en 4-6 horas tras haberte administrado un analgésico/antitérmico ( tipo paracetamol, o similar).
- Que sea intraparto o en las horas siguientes al parto.
¿Porqué se produce la fiebre intraparto?
Pensarás que el origen es infeccioso y no siempre es así. De hecho en la mayoría de los casos no encontramos una causa definida.
Los principales factores que influyen son:
- El parto prolongado: En los partos en los que tardas en dilatar muchas horas, suele aparecer fiebre.
- Anestesia epidural: además de analgesia (te quita el dolor), la anestesia epidural altera el sistema termorregulador del organismo y favorece la aparición de fiebre.
- Partos en nulíparas.
- Roturas de memebranas desde hace varias horas.
- Presencia de cultivo vaginal positivo a streptococo.
- Partos con múltiples exploraciones vaginales.
- Partos prematuros
- Corioamnionitis o infección del líquido y bolsa amniótica.
- Existencia de infección por bacterias o virus
Consecuencias para madre y feto.
La presencia de fiebre intraparto, tanto si es infecciosa como si no lo es (la epidural es la causa principal salvo en partos prematuros) supone un mayor esfuerzo para tí como madre y obliga al ginecólogo a tomar decisiones: administrar medicamentos analgésicos y antibióticos y en algunos casos a acortar el tiempo del parto.
Si el parto (dilatación y el expulsivo) es agotador, en los casos en los que aparece la fiebre el consumo de energía por parte de la madre es aún mayor.
Obviamente, en cuanto aparece fiebre se realiza una evaluación clínica en busca de factores infecciosos, se pone tratamiento y se intenta acortar al máximo las horas de dilatación.
Los partos con fiebre terminan con mayor frecuencia en parto instrumental. Del mismo modo que aumenta la tasa de cesáreas en interés materno y fetal.
En algunos casos, el bebé terminará presentando también fiebre aunque sea secundaria a la que presenta la madre, y nos obligará a hacerle pruebas especiales para descartar que tenga cómo origen un problema infeccioso. Los recién nacidos de madres con fiebre intraparto, tienen mayor riesgo de resultados adversos, necesitarán administración de oxígeno o reanimación tras el parto inmediato.
Conducta ante una madre con fiebre intraparto durante la dilatación
En una buena parte de las maternidades de nuestro país, el parto con epidural es el más frecuente. Pero, aunque sabemos que puede ser el origen de la fiebre, es obligado hacerte una valoración clínica completa para descartar otras causas.
Aunque tengas una epidural puesta, lleves varias horas de parto, y la sospecha del origen de la fiebre sea esa, es obligado hacer un diagnóstico y descartar otras causas.
Lo primero es tomarte constantes, pulso y tensión, y comprobar que no existe ningún otro foco infeccioso o causa. Por ejemplo, un resfriado o signos de flebitis. En caso de sospecha se puede completar el estudio con radiografías, análisis de orina, etc.
El feto debe estar permanentemente monitorizado (registro cardiotocográfico o «correas»). Es frecuente que aparezca taquicardia fetal (pulso más acelerado) y que puedes observar tú misma escuchando el latido de tu bebé.
Si todo es negativo, podemos administrar a la madre un analgésico/antitérmico habitual (tipo paracetamol o similar).
Si la fiebre sigue subiendo o si reaparece a las 4 – 6 horas se deben intensifica el estudio con nuevas pruebas (análisis de sangre, cultivos de orina y de sangre, radiografías, etc) y se administrarán antibióticos de forma profiláctica.
Bien, en esta situación conviene reevaluar la dilatación y hacer un pronóstico y vías del parto. Si el registro del bebé es tranquilizador, el pronóstico para el parto vaginal es bueno y se prevé en poco tiempo, se optará por un parto vaginal.
En caso contrario, el registro del bebé no es tranquilizador, se puede comprobar la oxigenación del feto por medio de una gasometría del feto, y optar en consecuencia.
Si el parto se prevé largo, si el registro o la gasometría no indican un bienestar fetal, si la fiebre progresa a pesar del tratamiento, o existe un empeoramiento del estado general de la madre se optará por finalización mediante una cesárea.
Obviamente, le comentamos la situación al pediatra para que observe al recién nacido en las primeras horas tras el parto.
En algunas ocasiones, si las pruebas analíticas obtienen resultados alterados, nos vemos obligados a mantener los antibióticos tras el parto durante unos días y a completar el estudio con nuevas pruebas.
Por tanto, tener fiebre en el parto no es indicativo de infección fetal o amniótica. Es frecuente que aparezca en partos largos y con anestesia epidural.
Si tienes dudas, puedes consultarme online.