Dispareunia tal vez sea una palabra que no te diga nada, sin embargo es muy muy frecuente que me consultéis por relaciones sexuales dolorosas desde hace meses o años.
Lo más importante es que la dispareunia tiene solución. Te comento…
¿Qué es la dispareunia?
El concepto define a las relaciones sexuales dolorosas. En algunas ocasiones lo llamamos también coitalgia o coito doloroso. El nombre no es importante. Lo fundamental es que puede que lleves varios meses o años sin consultar, sufriendo un problema que te hace perder el deseo sexual y evitar el sexo por miedo al dolor.
El problema afecta a una importante proporción de mujeres de todas las edades. No creas que eres la única. Mi consejo es que me consultes lo antes posible. La mayoría tardáis incluso meses o años en hacerlo.
El problema se agrava, pues al tener dolor o esperarlo, la excitación disminuye, no lubricas, y todo ello aumenta la dispareunia.
Como imaginarás, las causas son múltiples y determinan el momento de su aparición (postparto, por ejemplo), o si es durante o después de la relación. De igual modo, según la causa, el dolor puede aparecer en la zona vulvar o entrada de la vagina (lo llamamos introito) o al fondo de la vagina.
¿Cuáles son las causas más frecuentes de dispareunia?
Las causas son innumerables, pero te detallo las más frecuentes. Podemos agruparlas en :
1.Orgánicas o físicas:
Tras el parto: Con frecuencia aparecen molestias en las relaciones, sobre todo a la penetración profunda. El útero queda un poco descendido («descolgado») y la vagina tiene menos longitud. También la episiotomía suele provocar dispareunia en los meses siguientes.
La cirugía vaginal: por ejemplo, tras ser operada de prolapso genital o por colpocele (vejiga descolgada) o de cirugía íntima.
Las infecciones: Vaginales, urinarias o pélvicas, son otra causa frecuente. En esta ocasión son transitorias y suelen tener solución con los antibióticos adecuados.
Algunas enfermedades como la endometriosis provocan dispareunia. En este caso las molestias no son en la entrada de la vagina, sino más bien al fondo (a la movilización de útero y los ovarios durante el coito). La dispareunia, las reglas dolorosas (dismenorrea) y la esterilidad son los tres síntomas de sospecha de tener endometriosis.
Los quistes ováricos, o cualquier otra tumoración genital (tanto benigna como maligna) como los miomas, pueden ser origen de dolor pélvico en las relaciones, tanto durante como tras ellas.
Conforme aumenta tu edad y disminuye el nivel de tus hormonas (estrógenos) tras la menopausia, la vagina se va atrofiando. En condiciones normales, la mucosa de la vagina se atrofia por la falta de hormonas y por la falta de relaciones sexuales. Además, a partir de estas edades notarás también menor lubricación (sensación de humedad) en la vagina, lo cual agrava el problema de las molestias con el sexo.
Si tienes alergia, el sexo es doloroso. Éste es el caso de las alergias al látex de los preservativo, por el uso de compresas o algunos jabones y productos de higiene íntima, etc.
Las primeras relaciones sexuales pueden ser más o menos molestas, pero es algo muy transitorio.
Durante el embarazo es frecuente tener molestias, e igualmente son transitorias.
Finalmente, te comento que algunas enfermedades de la piel pueden afectar a la zona vulvar y atrofiar la mucosa.
2. Causas psicológicas o no orgánicas:
Incluyo en este apartado el resto de los problemas, no físicos, que pueden afectar a la relación sexual.
El antecedente de un abuso o una violación puede ocasionar un rechazo a practicar sexo.
El miedo al dolor por malas experiencias anteriores, falta de información sexual en la infancia o adolescencia, o incluso la falta de deseo hacia tu pareja, son causas psicológicas que afectan provocando dispareunia.
Dentro de este grupo debo hablarte del Vaginismo. Por cualquiera de los motivos psicológicos anteriores, en los que el miedo y la ansiedad son el denominador común, se produce un reflejo involuntario. Se contraen los músculos (músculo pubocoxígeo) que rodean la entrada de la vagina impidiendo o haciendo muy dolorosa la penetración.
Te digo reflejo involuntario pues, en consulta, me decís que no lo podéis controlar, y es cierto. Es un reflejo involuntario de contractura muscular. Por otro lado, el problema se agrava por una menor lubricación ( a menor excitación, menor lubricación).
Al intentar la penetración en esta situación, se produce dolor, aumenta el miedo y la ansiedad en un circulo vicioso que agrava el problema. En estos casos la paciente tiene deseo sexual, pero finalmente es el miedo el que predomina.
¿Cómo se diagnostica?
Lo principal es afrontar el problema. El sexo es para disfrutarlo. Consulta con tu ginecólogo lo antes posible, pues tiene solución.
En consulta haremos una historia clínica para saber el origen del problema, una exploración física y ecografía. Sabiendo que no existe problema orgánico (por ejemplo) nos podremos concentrar en las causas psicológica que hemos comentado.
En algunas ocasiones, la colaboración de un psicólogo o sexólogo (en el caso de los vaginismos) son fundamentales.
¿Cómo se trata la dispareunia?
Habrás deducido que lo principal es afrontar el problema y lo segundo averiguar la causa. En la dispareunia orgánica, el tratamiento es más fácil. Si tienes una infección te indico tratamiento antibiótico, por ejemplo.
En la dispareunia post parto o postcirugía el problema desaparece en pocos meses. Puede ayudarte el uso de lubricantes.
En la atrofia genital por menopausia, bastará con el uso de cremas hormonales y lubricante. Te recuerdo que mantener relaciones frecuentes mejora el problema.
Si estás en tus primeras relaciones juveniles, recuerda que el dolor desaparece en poco tiempo. No tengas miedo, pues favorece el vaginismo. Puedes ayudarte con un poco de lubricante y confiar en que pronto desaparecerá el problema. Es fundamental que tu pareja sea consciente, habla con él y comenta la situación.
En las causas de origen psicológico y en el vaginismo es fundamental hacer terapia sexual. Lo ideal es que colaboren el ginecólogo y el psicólogo especialista en sexología. Lo primero es identificar la causa del miedo (que puede estar en la infancia en algunos casos), afrontarlo y, posteriormente, hacer un «reaprendizaje» hacia una sexualidad libre de miedos y ansiedades. Por supuesto es fundamental la colaboración de tu pareja.
Contárselo a tu ginecologo es el principio de la solución.
Y tú, ¿has tenido dispareunia o vaginismo?.
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