La fiebre puerperal puede aparecer en los días posteriores al parto. El origen puede ser una infección en útero, en la herida quirúrgica, en las mamas, etc.
¿Conoces la fiebre puerperal? Enhorabuena si acabas de llegar a casa. Has tenido a tú bebé, todo marcha bien, y estás feliz. Pero a los pocos días del parto comienzas a notar fiebre y aparentemente no sabes cuál es el origen. Puede ser una fiebre puerperal.
¿Qué es una fiebre puerperal?
Lo primero es tener claro el concepto. No toda fiebre en los días postparto se considera como tal.
Una fiebre puerperal debe cumplir estos criterios:
- Fiebre superior a 38º grados.
- Durar más de 24 horas
- Aparecer entre las 24 horas del parto y las 6 semanas posteriores. Es decir, durante el puerperio.
Si te fijas, la subida del pecho puede dar fiebre, pero no cumple los criterios anteriores. La subida del pecho suele ocurrir al tercer día, pero dura unas pocas horas y desaparece de forma espontánea.
¿Qué produce la fiebre puerperal? Causas más frecuentes.
Infección de la herida:
Éste es uno de los orígenes más frecuentes. Te hablo de herida; puede ser una complicación de la episiotomía o de la herida abdominal de una cesárea. Suele complicar del 1- 3% de las cesáreas.
La fiebre aparece sobre los 3-7 días tras la cesárea.
Los gérmenes que la originan son los propios de la piel o de la zona vaginal.
Mastitis puerperal:
Es la segunda gran causa de la fiebre puerperal. Complica los puerperios de casi un 5% de las madres que lactan.
El origen son microorganismos que habitualmente se encuentran en la boca del bebé y de la piel.
Lo habitual es que aparezca a partir de las 2 semanas tras el inicio de la lactancia, sobre todo si la técnica es correcta.
Infección del interior de la cavidad uterina (endometritis puerperal):
El endometrio es la mucosa del interior del útero, justo el sitio en donde es ancla la placenta durante los 9 meses de gestación.
Tras el parto, en algunas ocasiones, puede infectarse el interior de útero y originar la llamada endometritis puerperal.
Es típico que la fiebre comience a los 3-5 días postparto, con dolor y sangrado (a veces con mal olor). Puede llegar a ser un cuadro grave.
Los gérmenes puede ser múltiples: procedentes de la piel, y de la zona anal/intestinal.
Otras causas menos frecuentes:
La lista a incluir aquí es larga y son causas menos frecuentes: Infecciones de orina graves, trombofeblitis, etc. Es decir cualquier infección que produzca fiebre de dos o más días.
¿Cómo podemos llegar al diagnóstico de fiebre puerperal?
Inicialmente, lo primero es la historia clínica, la valoración de los factores de riesgo, y los síntomas que tengas. Para la endometritis o la infección quirúrgica, los principales factores que predisponen a infección son:
- Obesidad
- Partos prolongados
- Partos instrumentales.
- Antecedente de cultivo vaginal positivo a estreptococo.
- Anemia postparto moderada o grave.
- Infección de la herida quirúrgica o los puntos de la episiotomía.
- Extracción manual de la placenta si se ha quedado retenida.
- Cesáreas urgentes, en las que las condiciones de higiene son menos estrictas por la rapidez.
- Bolsas rotas de más de 24-48 horas, como es el caso de algunos prematuros.
- Antecedente de fiebre intraparto.
Como ves la lista puede ser extensa.
Una vez hecha la valoración de factores pasamos a los síntomas. Si las molestias son en la herida o en las mamas ya orientamos el diagnóstico y pruebas siguientes.
Se realiza una exploración completa, incluyendo mamas y exploración vaginal.
Se te hace analítica completa de sangre, cultivos de orina, loquios, de la herida quirúrgica y de sangre. Recuerda que buscamos no solo el foco de la infección, sino el germen que la produce.
Para completar el estudio te realizamos: ecografías ginecológicas, radiografía de tórax, etc.
Dependiendo de la gravedad, puede que incluso necesitemos ingresarte para completar el estudio con más pruebas y poner tratamientos antibióticos intravenosos.
¿Qué tratamiento usamos en la fiebre puerperal?
Conseguida la identificación del origen de la infección, la conducta posterior es sencilla y dependerá del lugar afectado.
La pauta básica es la administración de antibióticos, orales en las formas leves e intravenosos en las graves.
En caso de infección de la herida quirúrgica, convendrá hacer un drenaje y limpieza de la herida quirúrgica.
Si se trata de una mastitis, suele ser suficiente con los antibióticos. No es necesario interrumpir la lactancia, sino mejorar la técnica e insistirte en que el bebé te vacíe correctamente las mamas en cada toma.
En algunas ocasiones, y ante la ausencia de un foco claro, ponemos también heparina, sobre todo, si debes estar inmovilizada o ante la duda de que se trate de una tromboflebitis pélvica.
Finalmente, y aunque no sepamos el origen de la fiebre, ponemos antibióticos y se soluciona en problema en pocos días.